IDEAS VAN Y VIENEN TODOS LOS DÍAS, ALGUNAS TRASCIENDEN, OTRAS SE PIERDEN EN EL OLVIDO, TODAS, SIN EMBARGO, APORTAN AL BAGAJE COLECTIVO DE NUESTRA CULTURA.

Abelardo González Zamudio

viernes, 13 de mayo de 2011

Gracias a la corrupción Javier tienen una vida. ¿Podemos renunciar a ella?

Javier tiene 17 años, está por terminar la prepa. Estudiará Administración. Sigue los pasos de su padre, importante ejecutivo de una empresa de clase mundial.

Por la noche, como muchas otras, Javier ha salido a divertirse con su grupo de amigos. Acude a una fiesta en la casa de una compañera. ¿Qué peligro podría haber? Baile, cigarrillos, alcohol y, seguramente, para alguno que otro, no para Javier, alguna que otra droga de las populares.

Javier consume algunas cervezas y una que otra copa. Con regularidad acude a estas fiestas y nunca ha tenido ningún incidente. Porque habría de ser distinto ésta noche.

Entrada la madrugada sube a su coche. Un subcompacto Toyota, que se ha ganado por sus buenas calificaciones, y que fue escogido para diferenciarse de los subcompactos americanos de la mayoría de sus amigos.

Pasa a dejar a un par de buenos amigos. Enfila rumbo a casa, con una alcoholemia de entre 75 y 100 mg% como índice de alcohol en la sangre y un conocido en el asiento del copiloto. Uno de esos amigos que no sabe bien adonde vive, que dejará cerca de su casa, y al que tal vez no reconozca mañana como tal. Un conocido más “de esos que no tienen ni para el camión”.

A poco más de 100 km/h impacta el vehículo contra el muro de contención. El pasajero muere inmediatamente. El mundo de Javier se desmorona implacable.

En el estado de Veracruz, las muertes (homicidios) ocasionadas con motivo de accidentes de tránsito en que el responsable se encuentra bajo los influjos del alcohol se consideran delitos graves (art. 203 del Código de Procedimientos Penales en relación con el 147-A 2do párrafo del Código Penal). Los inculpados y, claro está, los sentenciados no alcanzan el beneficio de la libertad condicional.

El padre de Javier recibió la llamada de su propio hijo.

Afortunadamente el golpe había sido del lado derecho del carro. El pasajero no utilizaba el cinturón de seguridad. Aún no llegaba la policía o tránsito, pero iba con unas cuantas copas de más. Le preguntó si debía llamar a la aseguradora. Su acompañante parecía estar muerto, no respondía a sus llamados.

Vete! Gritó el padre.
No puedo! Creo que tengo fracturada la pierna.
Voy para allá.

La policía ya estaba allí, tránsito también.

¿Dónde está mi hijo?

Dentro de la patrulla. Esposado. Esperamos al MP. Es sábado para domingo, va a demorar, tiene una pierna rota, lo vamos a llevar al centro médico, allá le van a tomar la declaración. Ni con el madrazo se le bajó la peda.

Cómo anda ebrio no alcanza fianza.

Ministerio Público. Centro Médico –ahora no era lo más importante-. Fianza. Cárcel. Dios, y todos los planes que tenía para Javier. Su entrada, gracias a la amistad y servilismos (influencia les llamaba él) en el corporativo de la empresa. Todo se estaba viniendo abajo.

Oiga, no está ebrio. Consumió alguna cerveza, una o dos copas. Pero no está tomado. Le hablamos a la aseguradora para que pague y todo arreglado.

La aseguradora no paga cuando hay accidentes por estado de ebriedad. Mire, arréglese con el MP. Yo me lo llevo a los separos y allá ven.

Pero, ¿y su informe, va usted a poner que estaba tomado?

Jefe, tengo que ponerlo, ya reportamos al comanche. Y está aquí la poli. Pero como hay muerto, de todas formas tengo que detenerlo.
Mire, ayúdeme. ¿Cómo podemos arreglarnos? ¿Con quién hablo?

Nosotros podemos dejar pasar el reporte de ebriedad, pero más arriba, con el MP ya no es cosa nuestra.

¿Cuánto?, lo que cueste para que no lo ponga en su informe.

Por teléfono celular. Mi comandante, con el asunto del chaval que choco bien pedo. Su jefe, que cuanto para poner limpio el reporte. Sí, ya le dije que es caro. Si que le va a costar un chingo. Haciendo una señal al angustiado padre con el pulgar hacia arriba: Si, ya sabe que es sólo para que no aparezca en el reporte, como que se nos pasó, pero que igual va para el MP y allá es otro pedo, otro arreglo, él sabrá.  Ahorita hablo con los compas de la poli para que reporten leve y nos dejen el tema. La 2038, son cuates.

Don, le va a costar 20 pesos.  Yo me arreglo con los compas de la patrulla, le voy a dar dos varos al comandante un quinientón a cada uno y santo remedio. ¿Se le hace mucho? no pus si quiere ahorita que llegue el perito que ponga todo como es. Ya está por llegar, lo pasamos como alcoholizado al CEM. Le digo, mejor lo arreglamos desde acá. Compa, la pinche ambulancia no llega, habla para ver que pedo.

Mire, no hay como descontarle, hay que hacer mucho papeleo para que pase como si viniera bien, pero ya sabe, todo depende de lo primero que se haga. Otra vez por celular. Jefe, dice el patrón que trae 10 ahorita y el resto temprano en la mañana que abra el banco.

Sale. Patrón está de suerte, el jefe está de buenas.  Pero al rato seguro con la lana. Me mandó a hacer dos informes, el bueno es el que usted está pagando, pero si no se pone a mano el perito entrega el suyo. Lo mandamos al CEM como simple accidente y allá cheque con el MP. Dígale que el pericial de tránsito no dice nada de que viniera borracho.

Con el paramédico de la Benemérita. Por favor. ustedes no hacen reporte, ¿Verdad? ¿Sólo de las lesiones? Ah! Ok, me preocupaba lo del aliento alcohólico.

No, don, nosotros no ponemos eso. Pero llegando hable con el que se lo va a recibir, por que él si anota todo en su ingreso. Dele pa´l chesco y que no ponga eso.

La ley penal en Veracruz, como en todo el país obliga a que en los casos de lesionados por accidentes se dé aviso de inmediato al MP. En el caso de Javier con mayor razón con mayor razón ya que incluso falleció el acompañante.

CEM. Informe de ingreso. Masculino. 17 años. Trauma no expuesta en tibia y peroné derecho. Múltiples contusiones. Excoriación en brazo y cara del lado derecho.

Nada del grado de intoxicación alcohólica. Deme una copia, por favor. Para pasársela al ajustador de la aseguradora. Ya viene en camino.  A Miguel Ángel le costó mil pesos el reporte. Eso sí, con todo y copia para el ajustador. Qué bueno que tomé el dinero que tenía en el buró. Lo que hay que hacer por el cuñado.

¿Por qué no reportaron el siniestro de inmediato? Necesito hablar con el chavo para tomarle el reporte. Ya tomé fotos del vehículo y de la zona de impacto. Me entrevisté con los familiares del joven que murió.  Me dicen que venía tomado.

Yo hable con ellos. Les dije que nos vamos a encargar de todo. Que no se preocupen de nada. Que mi hijo no venía borracho, tampoco el suyo. Ya habían pasado a dejar a otros dos amigos. Van a ir a declarar al MP.

Habrá que esperar los reportes. El de tránsito no dice nada. Ya sabe que si sale que conducía bajo los influjos del alcohol el seguro no se responsabiliza. Ah! Consiguieron una copia del ingreso. Que oportuna. ¿Entonces no desean el servicio de Pro Liber? Su hijo está en calidad de detenido. ¿Ya les informaron? ¿Se van con su abogado? Sólo que entonces no nos responsabilizamos directamente de los acuerdos con la otra parte, tendría que revisarlos nuestro jurídico. Bueno que actúen juntos.

¿Quiere dejar a su hijo aquí? Tienen área privada. Después de la operación lo pasamos a un hospital de la red.

Tío, ya me arregle con el MP. El va a hablar con servicios periciales. Pero quiere mucho. Cincuenta mil. Pero hasta la autopsia del otro chavo va a salir limpia. Lo que pasa es que los de tránsito dicen que tienen dos reportes. Ah! Con razón están hablando. Entonces voy a llevarles la lana. ¿Tienen el nombre del agente? De todos modos ya el MP no se va a bajar, lo va a consignar como delito preterintencional. No pues tiene que consignarlo. ¿Como mero accidente sin ningún tipo de culpa? Habría que hablar con la familia haber si están de acuerdo.

El proyecto de vida de Javier empieza a tomar forma de nuevo.

Ya está a la vista la posibilidad real de que no se quede detenido. De que no pise la cárcel. Y pudiera ser que incluso el MP dejara pasar el tema como si no hubiere pasado nada. Eso sería excelente. Se va a quedar sin carro un rato, pero bueno, ya veremos.

Licenciado, ¿hay manera de que Javier salga limpio? ¿Qué se determine que es simple y llanamente un accidente y el no tiene la culpa de nada? Mi sobrino, el licenciado que habló con usted, eso me dijo.  Que serían 50 para que no apareciera nada de que pudiera venir borracho o algo así. Pero yo necesito que aparezca que fue un accidente y que no hay delito que perseguir. ¿Se puede? ¿En México todo se puede? Usted dice.

Cinco años después. Javier al salir de una fiesta. Wey! Ponte el cinturón, abróchate esa madre. La última vez que alguien se subió sin ponerse el cinturón me costó más de cien mil pesos. Incluidos 10 para el médico legista. 20 para el ajustador y como 50 extras a los de la aseguradora para la familia del cuate eso que ni sabía cómo se llamaba.

Historias como ésta hay por miles en México. Son cosas de todos los días. Son resultado de la toma de decisiones en base a elecciones racionales y factores culturales.

Porque, si hay posibilidad, si se puede, ¿el padre de Javier habría de dejar la pasar la oportunidad de levantar de las cenizas el proyecto de vida de su hijo?
Conducía bajo el influjo del alcohol. Causó dolosamente una muerte. Debió ser juzgado y condenado. ¿Cuántos estamos dispuestos a renunciar a estas posibilidades en aras de tener un país menos corrupto? Uno, dos, tres….. de cada …. cien, mil, diez mil….

Nos hemos acostumbrado a un modo de vida en el cual los arreglos fuera de la ley son la regla y no la excepción. Vemos con normalidad el tema. Acudimos a él constantemente. Está ahí, a la espera de que le requiramos. No queremos, como nación, perderlo.





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