En la historia de la Generosa han existido muchos personajes icónicos, pero pocos como Caucho.
Dicharachero, alburero, siempre con una respuesta en la boca, alvaradeño nato, alvaradeño de alcurnia.
Los mayores cuentan muchas historias alrededor de Caucho, ésta ha llamado de siempre mi atención.
Dicho con todo respeto, a Caucho siempre le gustó “la jarra”, y en ese trance etílico es cuando más afloraba su alcurnia alvaradeña.
Alguna vez en ese trance del más acá que las cervezas de las cantinas en centro de la Cd. de México le propinaron, Cahucho despertó en la gendarmería al grito de: -¡A formarse, todos contra pared!
De pié, formado cara contra pared, pero aún con somnolencia post-etílica, alcanzó a escuchar lo que su cerebro dedujo como el pase de lista:
Juárez –Gritó el gendarme.
Presente –Contestó el primero de los formados.
Allende –Volvió a gritar el gendarme.
Presente –Alcanzó a ganar a un grito otro de los formados.
Madero –Otra vez el gendarme
Presente – La voz se escucho más cerca
Puta madre!!, pensó Caucho, no estoy en el tambo, me mandaron al pinche manicomio
Corregidora –El gendarme estaba casi atrás de Caucho
Presente –Esta vez la voz vino del formado a su lado.
Locos y putos!! ¿En donde madre caí? ¡No vuelvo a chupar!
La Católica –El gendarme gritó casi en su nuca.
¡La Católica!
Pinche poli loco, cree que le voy a seguir el juego
¡Isabel la Católica!
No, si no estoy loco, y menos puto, ni pal el encierro de burros (fiesta alvaradeña) me vestí de vieja.
Le habló a usted, ¡Isabel la Católica! –grito el gendarme, dándole un golpe con la macana a la altura del riñón derecho.
Volteándose le dice Caucho: -Pérame, pinche bola de locos. Si se creen héroes me vale madre. No sé que hice o dije en la peda, pero loco no estoy.
¡Qué locos ni que madre, borracho bruto! – Gritó escupiendo el gendarme. -Toma la pinche escoba y el tanque, “La católica es la calle que te toca barrer!
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